La interacción entre las partes del sistema habitacional, en este caso el de la vivienda, se encuentra configurada por una secuencialidad de espacios (Sañudo, 2005:7), los cuales construyen diversos tipos de relación espacial, organizándose como un todo, donde surge una infinidad de combinaciones de estancias que terminan configurando un patrón.
Este análisis, nos permite visualizar en una primera instancia, la vivienda rural -desarrollada en el predio habitacional- como un sistema topológico habitacional (Sañudo, 2005:11), donde cada unidad físico espacial, denominada de servicio, admite el control de las agregaciones; lo cual dará como resultado la obtención de unos patrones de organización espacial, según las dinámicas domésticas, productivas o sanitarias que surjan de las rutinas cotidianas.
A continuación, analizamos las actividades rurales que deberán ser distribuidas en el predio habitacional a través de las unidades físicas espaciales.
Partimos por reconocer las actividades tradicionales –residir, criar y cultivar- con las nuevas actividades –producir derivados-.
Respecto a las actividades tradicionales estas se desarrollan de la siguiente manera:
Residir
Criar
Cultivar
Las nuevas actividades están representadas por lo siguiente:
Estas actividades se manifiestan como un conjunto de unidades físicas espaciales en el predio habitacional.
Para este conglomerado de actividades, los especialistas como Enrique Mayer (2004: 46-47), mencionaron que:
Mayer, Enrique. Casa, Chacra y Dinero. Economías domesticas y ecología en los Andes. Lima: Instituto de Estudios Peruanos. 2004
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